Cuando llegan a tu vida personas para quedarse, hay que dedicar una parte de tu tiempo para agradecérselo. Valorar los ratos, buenos y malos, divertidos y tristes, duros de trabajo y por qué no, también días donde disfrutábamos y disfrutamos haciendo lo que más nos gusta, el patchwork. Por eso hoy quiero dedicar esta entrada a una quilter española, mi compañera que desde hace muchos años ha caminado conmigo en todos mis pequeños proyectos.
¿Sabéis lo más curioso? Angelines y yo somos compañeras desde hace mucho más tiempo del que pensábamos. Fue curioso cuando un día en una de nuestras primeras clases de patchwork en Zaragoza nuestras caras nos sonaban. Era imposible hacer memoria después de tanto tiempo pero nos éramos familiares y no sabíamos por qué. Un día, pensando en mis compañeros de clase, caí en que había una Angelines. La curiosidad me pudo, tuve que preguntarle y entonces me lo confirmó, efectivamente habíamos ido al mismo colegio y al mismo curso. Los años habían pasado por nosotras pero las caras eran las mismas.
¿Qué es una centona y una quilter?
Y por todo ello, por toda la historia que hemos escrito juntas, quiero dedicarle esta entrevista que le hemos hecho para que nos cuente toda su pasión. Porque a parte de ser una compañera excepcional, es una magnífica Quitler o como le gusta a ella llamarse, centona de los pies a la cabeza.
El centón es una manta hecha de un gran número de piezas pequeñas de paño o tela de diversos colores. Muchos lo conoceréis por el término anglicista quilt pero a nuestra quilter española Angelines Artero le cautiva más utilizar la palabra castellana y así la conocemos aquí.
Angelines es profesora de patchwork desde hace 15 años, enseñando tanto a mano como a máquina. Pero compaginando la enseñanza, es una apasionada de las exposiciones donde le gusta participar para mostrar los diseños que ella misma crea. Anualmente prepara quilts tanto para concursos a nivel nacional como internacional, con la satisfacción de haber obtenido diferentes premios en distintas categorías.
Entre los premios más reconocidos, quedó finalista en el concurso Quilts: A world of beauty de Houston con la pieza Africana y el último premio obtenido ha sido en el concurso organizado por la Asociación Española de Patchwork esta reciente edición, celebrada en marzo del 2017 en Sitges en el Festival Internacional de Patchwork; dónde ganó un Accésit por el detalle de su etiqueta en su Quilt «Constelación Arco Iris» y además ha obtenido premios en categorías como acolchado a máquina, diseño original, contemporáneo, figurativo y aplicación a mano.
Entrevista a nuestra quilter, Angelines Artero
Por todo esto, quería que conociérais un poco más en profundidad a la artista que lleva dentro desde su niñez y los caminos que ha recorrido para encontrarse mano a mano con el patchwork.
¿Cómo conociste el patchwork y cómo te adentraste en este mundo?
Comencé con un libro sobre el centón, no se nombraba la palabra patchwork sino que utilizaban el término castellano. Años más tarde mi madre, que sabía que yo había intentado aprender la técnica con esos libros pero no me salía muy bien, encontró una tienda que impartía clases y me avisó para que asistiera a esos cursos.
Pero antes de empezar con el patchwork, ¿qué ambiciones tuviste entre manos a lo largo de tu vida?
De niña siempre me han apasionado las labores, cuando tenía 7 años ya empecé a hacer punto y ganchillo, con 12 años mis padres me apuntaron a una academia de corte y confección. Incluso aprendí a bordar tanto a mano como a máquina. También me formé en dibujo y trabajos manuales. Esto me permitió mezclar las distintas técnicas entre sí para crear diseños propios y hacer exposiciones colectivas e individuales. Incluso cuando me inicié en el patchwork, comencé a estudiar inglés para poder traducir los libros con los que me formaba.
Sabemos que desde bien pequeña has vivido en distintas ciudades, has pasado tus veranos en caravana, has viajado por muchos países hasta llegar a cruzar el charco… ¿Cómo te ha influido eso en tu vida y qué absorbes de todo ello para tus trabajos?
Creo que uno acaba teniendo una visión mucho más amplia de la cultura que existe en otros lugares. El concepto del color, que tan importante es en el mundo del patchwork, es tan diferente entre culturas que me permite tener la mente más abierta a la hora de trabajar. Siempre que viajo busco aprender algo del arte que exista en esa cultura.
Entonces, ¿era este tu sueño cuando tan sólo ibas al colegio?
En realidad mi sueño era estudiar Bellas Artes, pero en aquella época irme a estudiar a otra ciudad no era algo fácil que pudiésemos permitirnos. Cuando eres niño siempre te imaginas haciendo algo y yo me veía pintando o creando una obra, me imaginaba eso. Cuando en mi camino conseguí aprender a hacer patchwork, encontré la libertad para crear y diseñar cosas, era una forma de mezclar mis dos grandes aficiones, las labores con la creatividad. Por eso, el patchwork lo considero tal y como me gusta trabajarlo, como arte textil no como una labor.
El Centón. Libro de Patchwork de Angelines Artero (Compartido y disponible gratuitamente desde 2008)
Centrándonos más en tu gran profesión, háblanos de tu vena autodidacta.
El mundo del patchwork no era un arte conocido en Zaragoza. Por eso empecé a comprarme libros que habían escrito otras artistas con los que yo podía aprender las técnicas que enseñaban. También me ayudé muchísimo de internet. Es una puerta abierta al mundo que me ha permitido ponerme en contacto con artistas internacionales que hubiera sido imposible conseguir de otra forma tan fácilmente. Conforme pasó el tiempo y fui viendo la importancia que tenía internet, cree un blog y ahí compartí gratuitamente un libro online ( podeis pinchar aquí>>>El Centón. Libro de Patchwork. ) Libro en el que explica cómo aprender patchwork.
Además de este blog y un libro digital, sacaste a la venta cinco Dvd donde impartías “clases” de cinco proyectos distintos, ¿cómo se te ocurrió esa idea?
La idea surgió animada por un amigo que se dedica al mundo audiovisual y me dijo que podría ser interesante grabar unas clases de patchwork ya que no existían demasiadas en español. Entonces decidí seleccionar distintas técnicas y aplicarlas a pequeños trabajos para que la gente pudiera aprender a hacer patchwork de una manera más fácil que por escrito.
Sobre tus clases, ¿cómo comenzaste en el mundo de la enseñanza? ¿Recuerdas tu primera clase?
Recuerdo mi primera clase de patchwork, en el año 2002. Como en Zaragoza era tan desconocido, de ocho personas que se habían apuntado, tres se habían confundido de curso y pensaban que se habían apuntado a uno de informática, confundiendo patchwork con password. Pero empecé a dar clases de trabajos manuales muchos años antes en una parroquia.
Además del tiempo que inviertes en tus clases, también diseñas anualmente piezas destinadas a concursos, ¿cómo llevas a cabo una pieza de concurso para conseguir tantos premios?
Cuando empiezo un nuevo trabajo primero pienso para qué exposición va dedicado, ya que unas veces tienen requisitos y otras son libres. Empiezo a realizar los primeros bocetos en papel, incluso algunas veces en el ordenador también. Después voy buscando telas, siempre digo que a veces las telas hablan. En patchwork, el color y el dibujo te lo da la tela. Sobre todo suele ser un trabajo muy continuo, todos los días tengo que dedicar un rato a ese trabajo, mínimo una hora, para que al cabo de un año pueda ser capaz de sacar esas piezas adelante.
¿Cómo definirías tus diseños? ¿Te consideras especialista en alguna técnica?
Aunque es cierto que la aplicación a mano es una de las que más domino, me he formado en numerosas técnicas para poder enseñar a mis alumnas. En realidad no puedo definir muy bien mis diseños, ya que una vez tengo los bocetos elijo una técnica u otra para poder llevar a cabo mejor ese trabajo. A veces son técnicas muy contemporáneas y otras más clásicas, o el diseño se presta a hacerlo con telas de colores muy vivos u otras veces el diseño necesita ser trabajado con telas japonesas.
¿En qué te has formado últimamente?
Hace años aprendí Boutis y trapunto pero cuando conocí al artista Hubert Valeri, especializado en Boutis reversible, compré sus libros porque había visto obras de él muy bonitas y quería aprender su técnica, algo diferente de la que yo había aprendido.
Para terminar, ¿podrías darnos algún consejo para amantes del patchwork?
Mucha gente no se atreve a aprender patchwork porque dicen que no saben coser. Pero no necesitan saber coser, ya aprenderán cuando hagan patchwork. Es muy importante tener la mente abierta, muchas veces somos nosotros mismos los que nos ponemos los límites.
Entrevista de Angelines en el programa Aragón en Abierto en Aragón Televisión presentando algunos de sus trabajos siendo una gran quilter, ¡es impresionante!
Y cuánta razón tiene Angelines, hay que ponerse el límite donde nosotros queramos, cuando lo consigamos no darnos por vencidos y seguir para adelante.
Solo me queda darte las gracias por todo el trabajo, apoyo y todo lo que nos han enseñado al Equipo de Telas de Luna desde su creacción.
Es increíble tener gente como tú a nuestro lado. ¡GRACIAS!
Lucrecia Navarro
Gracias a todas pero cuando te sientes querido y valorado es muy sencillo trabajar. Siempre he pensado que es muy fácil estar en los buenos momentos, pero en los malos uno tiene que saber cuál es tu lugar y agradecer todo lo que se ha compartido.